La conquista despojó a la sal de toda su importancia política previa en las culturas indígenas y a veces también en la mestiza. No obstante lo anterior, en la actualidad la sal ha conservado parcialmente su uso ritual y medicinal. En la mitología y religión prehispánica, el contexto ritual de la sal y los tabúes de la privación en su consumo subrayan el valor atribuido a este producto.
Otro ejemplo de ello lo encontramos en la compleja y pluralista variedad de deidades en la religión azteca. En esta cultura tenían a Huixtocíuatl, la diosa de los salineros y de las aguas saladas. Esta diosa guardaba relación con Tláloc y Chalchiuhtlicue, dioses de la lluvia y las lagunas respectivamente.
Las clases dirigentes hicieron del uso y consumo de sal un instrumento de guerra y de política. El comercio de la sal podía cortarse, como hicieron los Aztecas en el caso de los Tlaxcaltecas. Por otra parte, a los asentamientos del interior se les podía cerrar el paso a las salinas costeras, estrategia que los Mayas parecen haber manejado de manera muy hábil. También tenemos que unos y otros, tanto mayas como aztecas, cobraban sal como tributo a otras culturas.
Fuente: Asociación Mexicana de la Industria Salinera A. C..
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